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historiaQuilmuy1

Los años de gloria (1939-1960).

 El Liceo  fue inaugurado en octubre de 1932 por el propio presidente Arturo Alessandri, quien tenía una parcela de verano en Quilmuy. Fue creado a instancias de las familias acomodadas que habitaban en la localidad, distante unos 85 kilómetros de la capital hacia la costa, bajo la creencia de que los aires de Quilmuy eran mejores que los de Santiago, y que los jóvenes difícilmente contraerían la TBC que por aquéllos años causaba estragos en  la juventud. Poco después vendrían los años del Estado Docente y se le declaró “institución de educación pública, gratuita y laica”. De acuerdo con la ley de educación vigente, sus alumnos tenían que habitar en un radio de 5 kms. a la redonda del centro, de modo que sus estudiantes fueron los hijos de la familias de aquél acomodado villorrio, pero también los hijos de las familias del personal de servicio de las anteriores, y también los hijos de los comerciantes del pequeño centro de la localidad. Estos últimos grupos, sin embargo, eran minoritarios.

 Tanto su rector como su cuerpo docente eran nombrados por una comisión de docentes de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile, y por lo mismo, las más de las veces los cargos recaían en distinguidos catedráticos que al jubilar, se establecían Quilmuy buscando sus tonificantes aires.

 Entre su fundación en 1932 y su cambio de estatuto jurídico en 1965 fue exclusivamente un instituto de hombres; para comenzar paulatinamente a ser mixto a partir de esa última fecha.

 En su primer periodo, el Liceo fue una institución de excelencia en la que si bien todos los hijos de los vecinos podían ingresar, quienes no alcanzaban las calificaciones exigidas perdían su matrícula. Las calificaciones respondían a estándares pre universitarios y no a los de la educación secundaria común. Incluso en la primaria se exigían altos estándares. La excelencia era percibida como el principal valor del Liceo, pues había sido concebido y creado con el propósito declarado de formar a las elites laicas gobernantes del país.

 Ese propósito lo cumplió con creces desde su fundación hasta los inicios de la década de los sesentas del siglo XX. Sus estudiantes destacaban al llegar a la Universidad y se reconocía en ellos una formación muy superior a la de los demás jóvenes. Entre sus egresados hubo dos Presidentes de la República, 8 parlamentarios, directores de todos los grandes conglomerados industriales, dos premios nacionales de literatura, uno de plástica, tres doctorados en ciencias, uno en Harvard, otro en el M.I.T y el tercero en Princenton, y el único chileno que ganó Wimbledon,  el recordado Felipe Naguay, hijo de una humilde empleada doméstica.

 

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